lunes, 28 de septiembre de 2009

En Búsqueda De La Felicidad Vol 1

Hay preguntas en la vida que es mejor no hacerse, quizás para no complicarse demasiado o para no despertar de esa siesta permanente en la que nos encontramos muchos de los seres humanos, aunque se tengan los ojos abiertos y no se ronque. Entre esas preguntas podemos encontrar, ¿si es real la realidad?, ¿para qué sirven los seres humanos?, ¿Qué hay después de la muerte? ¿Qué es la verdad, la belleza o la felicidad?

El ser humano se encuentra en una constante búsqueda para mejorar su bienestar, es por ello que se halla en una perpetua búsqueda de la felicidad de aquella sensación de paz, serenidad de alegría de aquel sentimiento que nos permite tener júbilos efímeros de eterna conmemoración dándonos una alegría interior y por momentos nos hace pensar que el ser feliz es el verdadero sentido del ser humano.

La Real Academia Española define en primera instancia canónicamente la felicidad como un estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien. Desde ya discrepo con esta definición ¿Cómo es posible que la felicidad sólo se complazca con la posesión de un bien? Tomemos como ejemplo al Ciudadano Kane[1] el cual se dedico muchos años de su vida a vender a todas las personas para poder comprarse todas las cosas; al final de su vida reconoce que cambiaria si pudiera su almacén repleto de cosas carísimas por la única cosa humilde (un viejo trineo) que le recordaba a cierta persona: a él mismo, antes de dedicarse a la compraventa, cuando prefería amar y ser amado que poseer bienes o dominar[2].

Definir la felicidad es algo complicado por aquello de la subjetividad de los individuos que vale la pena recalcar que algo me haga feliz a mi no tiene porque hacer feliz a otro. Predecir nuestra felicidad es como el pronóstico del tiempo: una ciencia bien inexacta [3].

Las personas a veces en su afán por encontrar la felicidad, solamente se plantean la meta y tiende a olvidar toda la alegría mientras están buscando esa meta. Eduard Punset uno de los más reconocidos divulgador científico hispanos, ilustra esta idea con una anécdota: cuenta como su perra pastora le enseño cuando le preparaba los cereales que era el momento más feliz de su vida, muchísimo más que cuando le serbia, unas veces comía y otras no, pero mientras esperaba era cuando realmente era feliz. En este orden de ideas la felicidad no se encuentra en la meta, la felicidad se encuentra en la sala de espera de la felicidad [4].

Al otro lado del mundo la filosofía budista plantea que el apego es la causa del sufrimiento y este a su vez nos impide ser felices, aferrarnos a un objeto, situación o a una persona nos imposibilita llegar a la verdadera felicidad porque “Todo fluye, todo cambia, todo nace y muere, nada permanece, todo se diluye; lo que tiene principio tiene fin, lo nacido muere y lo compuesto se descompone. Todo es transitorio, insustancial y, por tanto, insatisfactorio. No hay nada fijo de que aferrarse” [5].

La pregunta por la felicidad no es algo nuevo data más allá de la filosofía presocrática hasta nuestros tiempos. Para Platón, la felicidad sólo es posible en el mundo inteligible, este mundo es la auténtica realidad en la cual se encuentran las ideas en su estado puro a este mundo no se puede llegar con el uso de los sentidos sino a través del alma que para platón era la razón.

En La filosofía helenística se rescata a Epicuro de Samos el tenia como objetivo fundamental la búsqueda efectiva de la felicidad la cual inmortalizo en una célebre frase “Si quieres hacer rico a Pitocles, no le agregues riquezas, disminuye sus deseos” porque si no se es feliz con poco tampoco se será feliz con mucho.

Entonces ¿Dónde está la felicidad? No la encontraras en un bien, tampoco en la meta, mucho menos en los apegos y por nada del mundo la busques en los deseos…

[1] Ciudadano Kane (1941) de Orson Welles
[2]Fernando Savater, Ética Para Amador, 1991, P 74
[3] Gary Marcus, el decálogo de la felicidad
[4] Eduard Punset, Viaje A La Felicidad
[5] Siddhārtha Gautama (Buda)

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