Sophrosyne: Aporía de un sentido
"La genuina sabiduría no es otra
cosa que
el largo aprendizaje del
desconocimiento"
Manuel Cruz, La tarea del pensar.
El presente texto pretende retomar el diálogo platónico Cármides y transversalizarlo
con las preguntas ¿Es la sabiduría hacer lo que a uno le corresponde? y ¿Es la
sabiduría una ciencia?
Antes que nada, conviene aclarar que abordar el diálogo de Platón,
Cármides, implica reconocer la riqueza semántica que encierra la traducción al
español del término sophrosyne, (sensatez, prudencia, mesura,
sabiduría, templanza) dado que se rehúsa a ser encasillado en un solo término. Además todo el diálogo está encaminado a
buscar el sentido que encierra la sophrosyne; de esta manera, es necesario, al
igual que Jaeger expone al empezar La Paideia, que el presente texto se
sirva de un término griego, —Sophrosyne— y no de una traducción, para
explicar un cosa griego “(…) quiero dar a entender que esta cosa se contempla,
no con los ojos del hombre moderno, sino con los del hombre griego.”[1]
¿Es la sophrosyne hacer lo que
a uno le corresponde?
Para empezar, es necesario recapitular los anteriores intentos para definir la sophrosyne, los cuales se dieron en primera instancia por la opinión (δόξα)*, en segundo lugar por algo más introspectivo**. Luego empieza un tercer intento, —la pregunta planteada en el título—, que se enmarca en algo que escuchó Cármides “la sensatez es algo así como ´ocuparse de lo suyo´”[2] es ésta la definición que empieza la discusión, que al fin y al cabo es un discurso que no le pertenece a Cámides; lo cual lleva a pensar que pudo escoger las palabras de otro, para librarse de cualquier compromiso con sus propias palabras, dado que el compromiso directo no es con él, sino con quien dijo estas palabras. Además también esto busca cambiar el lugar que tiene Sócrates de moderador en el diálogo, al intentar Cármides pasar de responder a preguntar “(...) Algo así como ‘ocuparse de lo suyo’. Mira, pues, si te parece que anduvo en lo cierto el que esto dijo”.[3]
Luego de indagar por los orígenes del personaje que pronunció que la sophrosyne es “hacer lo que a uno le corresponde” Sócrates pregunta
a Cármides, Si en una ciudad bien administrada, la ley debe determinar que cada
persona tiene que tejer, lavar, fabricar sus zapatos y así mismo con todas las
cosas de su diario vivir, sin meterse en los asuntos de los demás. Puesto que
de este modo cada persona se ocuparía de las cosas que le son propias, distanciándose
de las que le son ajenas (161e)[4]; a esta cuestión Cármides
responde que no sería una ciudad bien administrada, dando pie a Sócrates para
preguntar ¿Si es una polis bien administrada, aquella que se rija
por la sophrosyne? (162a) a lo cual, Cármides objeta que en
efecto, lo sería.
De acuerdo a lo dicho se desprende las siguientes proposiciones lógicas:
a- Si hay sophrosyne entonces está
bien administrada una polis.
b- Si no hay sophrosyne entonces no
está bien administrada una polis.
Que no esté bien administrada
una polis, quiere decir que hay
una mala administración de ella y dado esto, según expone Sócrates, una
mala administración es aquella en la que cada uno haga lo que le
corresponde (162a). En consecuencia si hay Sophrosyne, es porque
cada uno, no hace, lo que le corresponde, y si no hay Sophrosyne
es porque cada uno, hace, lo que le corresponde en la polis.
Así pues, Si la mala administración de una ciudad, se da porque cada uno
haga lo que le corresponde y la buena administración se da por la Sophrosyne.
Se desprende que lo uno no puede llevar a lo otro, porque son contradictorias,
es decir, la Sophrosyne no puede llevar a que cada uno haga lo que le
corresponda y ésta última no puede llevar a la sophrosyne, ergo la sophrosyne
no es hacer lo que a uno le corresponde.
Después de esto Cármides se ve encerrado en una respuesta que no es suya. Es entonces cuando empieza el texto a revelarnos que el dueño de dicha respuesta es Critias quien, más preocupado por su reputación, (Cármides nunca dijo ser un Sophrón***, fue Critias quien se lo atribuyó) que por la búsqueda del sentido de la sophrosyne, interviene ante Sócrates.
Es
entonces cuando Critias
por medio de una distinción, oscura, entre hacer, ocuparse de, trabar y
obrar, busca re-plantear lo antes dicho por Cármides, que en
últimas era de él, ya no es la sophrosyne
“ocuparse de lo suyo” sino “ocuparse con buenas obras”[5]. De este modo Sócrates
pone aquí de manifiesto que la sophrosyne,
en éste caso, no sólo se da con ocuparse con las buenas obras de uno. También
con ocuparse de las cosas de los demás “pero dime si, en tu opinión, un
médico que cura a alguien hace algo provechoso para sí mismo y para aquel al
que cure”.[6]
Pero rápidamente se demuestra que la gente a menudo no sabe cuales de
sus acciones serán beneficiosas. De esta manera, parece posible que se pueda ser
un sophrón sin saberlo. En
consecuencia, Critias prefiere retirar lo dicho e introducir un nuevo intento
de definición.
¿Es la sophrosyne una ciencia?
Retomando la inscripción del oráculo de Delfos “conócete a ti
mismo” Critias**** propone un cuarto
intento por definir la sophrosyne, entendida
como el conocimiento de uno mismo, por
tanto “si la sophrosyne consiste en
conocer alguna cosa, evidentemente es una ciencia y la ciencia de alguna cosa”[7]a lo que Critias responde
que es la ciencia de si mismo.
Así pues, si la arquitectura es la ciencia de construir y nos permite el
bien de las casas y la sophrosyne es
la ciencia de si mismo ¿qué bien nos permite? Es aquí cuando Critias le
responde a Sócrates que la pregunta da por hecho que todas las ciencias son
iguales y la sophrosyne no es una ciencia semejante a las otras.
A continuación, Sócrates dice mostrar
el objeto propio de todas las ciencias que en últimas siempre es distinto a ellas
mismas, de este modo, el objeto de la estática es lo pesado y lo ligero que
difieren de la estática misma ¿cuál será el objeto de la sophrosyne que difiera de la sophrosyne
misma? Critias plantea que mientras las otras ciencias se ocupan de unos
objetos en particulares que difieren de ellas mismas, la sophrosyne se ocupa de todas las otras ciencias y de ella misma a
la vez “Las otras ciencias tienen un objeto distinto de ellas mismas, mientras que
la sabiduría, verdadera excepción, tiene por objeto propio no solamente las
otras ciencias todas, sino ella misma en si.”[8]
Dado esto, la ciencia de todos los conocimientos debe ser también la ciencia de todas las ignorancias y
la persona sophrón al conocerse así
misma debe distinguir entre, saber que es lo que se sabe y lo que no se sabe y también evidenciarlo en las demás personas.
En este punto, Azcárate[9],
plantea que se divide la discusión en dos preguntas ¿Es posible la ciencia de
la ciencia y de la ignorancia? Y si
llega hacerlo ¿Es esto útil? “Es posible o no, saber que una persona sabe lo
que sabe y no sabe lo que no sabe; en seguida, suponiendo esto posible, que
utilidad puede resultar en saberlo”.[10]
En la primer cuestión ¿Es posible la ciencia de la ciencia y de la
ignorancia?***** Sócrates retoma todo lo anteriormente dicho al decir que “hay un
solo saber que no lo es de otra cosa sino de si mismo y de los demás saberes, y
que, a la par, ese mismo saber es de la ignorancia”[11] para luego demostrar que
al aplicar éste razonamiento a otros objetos se convierte en irracional, imaginemos
“una audición que no oye sonido alguno, pero que se oye a sí misma y a las
otras audiciones y a las no audiciones.”[12] (wtf?) La audición
requiere relacionarse a un objeto que no sea la audición misma para poder ser
audición. Aparentemente una ciencia que no alude a un objeto de conocimiento
externo sino interno (auto-referencia), carece de sentido.
Luego de llegar a esta aporía del sentido de la sophrosyne, se podría dar por terminada la conversación, pero en
aras de seguir con el diálogo, Sócrates da por descontado que es posible una
ciencia de la ciencia, permitiendo así, que salga a colación la segunda
pregunta ¿Es esto útil?
De este modo con miras a dar respuesta a la utilidad de la sophrosyne se plantea que la ciencia de
una ciencia sabrá distinguir entre lo que es y no es ciencia, de esta manera
Sócrates pasa a distinguir el saber que
se sabe y saber lo que se sabe. El
que conoce la ciencia de la ciencia no puede saber por medio de la ciencia
misma, pues es por la medicina y no por la sophrosyne
que se sabe lo que es sano, por la música y no por la sophrosyne
lo que es armonioso. Dado esto la sophrosyne
no parece ayudarnos a saber qué es lo que sabemos, sino sólo a saber que sabemos (un conocimiento que solo
conoce que conoce) “El que ignore estas ciencias particulares solamente sabrá
que sabe pero sin saber qué”[13] por consiguiente el sophrón no puede argumentar nada en
concreto, pues éste simplemente sabe que sabe.
Siguiendo en la búsqueda de la utilidad de la sophrosyne Sócrates incorpora un último matiz “Así, forzosamente si
la sabiduría no es sino la ciencia de la ciencia y de la ignorancia, será
incapaz de distinguir el medico que conoce su oficio del que lo ignora”[14]
En resumidas cuentas la utilidad aparente de la sophrosyne si no llega hacer una ciencia concreta puede posibilitar
el aprendizaje de cualquier ciencia, si supera las cosas que sabe y las que no
sabe y fuera capaz de indagar esto en otros “podríamos sacar un gran provecho
con ser sensatos. Pasaríamos la vida sin equivocaciones nosotros mismos (…) y también
todos aquellos que estuviesen bajo nuestro gobierno.”[15] En últimas Sócrates
reconoce que ha formulado mal sus pesquisas, dado que la sophrosyne es un gran bien y, si la
posees, eres feliz.
Sentido de un diálogo
sin-sentido
Ante el diálogo, Cármides, el lector se preguntará, qué sentido tiene
escribir sin llegar a ningún sentido. He aquí cuando se manifiesta, en los
diálogos platónicos, que el saber deriva de una búsqueda constante y no de algo
dado de una vez y para siempre.
Quizás esto sea más claro en el Menón “cuando Sócrates dice refiriéndose
al esclavo: No se alcanza el saber enseñando a alguien, sino preguntándole, y
como sacándole la ciencia de si mismo.”[16] Además, si reconocemos
esta ciencia del si mismo, como el saber que no se sabe del Carmides (ser
consciente de nuestra propia ignorancia) se desvela que en últimas, todo esto
nos lleva a la búsqueda de saberes que nos acercan a las virtudes cardinales[17].
Es aquí donde Jaeger nos pone de manifiesto como:
Sócrates demuestra que con la verdadera sofrosyne aparecen necesariamente todos los tipos de virtud, tales
como la piedad, la valentía y la justicia. Empalma, pues, a este pasaje el
problema de los diálogos menores y del Protágoras, el problema de la unidad de
las virtudes. Lo que los griegos llaman eudemonía,
prosperidad feliz, depende por entero de esta excelencia del hombre.[18]
Además la encrucijada de argumentos que encontramos en el Cármides es
pensada de principio a fin, al igual que
como nos muestra Lledó en el Menón:
Cuando en algún momento las preguntas de Sócrates hayan llevado al
esclavo a la aporía, se habrá alcanzado
el sentido verdadero de este preguntar. La condición provocada es indispensable
para que desde ella se progrese positivamente hacia el saber[19].
Por otro lado, es pertinente un
digresión, para ilustrar como pareciere
que el tiempo le jugara una mala pasada a Sócrates, en cuanto su argumentación
de ser lo rápido lo más sophrón, pues
es bien sabido, los tiempos raudos que nos habitan; Hemos pasado miles de años
intentando superar la velocidad del caballo y de pronto, en menos de 100 años,
la hemos superado y alcanzado luna. Además desde la revolución industrial con
la proliferación de una producción en masa, el capital, nos ha mostrado, que el
dinero es tiempo y el tiempo es dinero, también con el desarrollo de la
informática la humanidad ha comenzado hablar de autopistas de la información. —una
sociedad de la información que no informa sino que des-informa—Todo esto con-lleva,
a pensar, que la sophrosyne en
nuestros tiempos es un sosiego ante el mundo una resistencia al desbordante
moviente, en última una válvula de
escape ante el sistema dominante.
Dado lo dicho cabe el preguntarse, cuántos de nosotros necesitamos ese
ensalmo, que promete Sócrates a Cármides, para tratar el alma, dotado de buenos
discursos y razonamientos de donde emana la Sophrosyne.
[1] JAEGE, W. Paideia:
los ideales de la cultura griega,
Pág. 2.
[2] LLEDÓ, E. Platón:
Diálogos Vol 1,Madrid, Gredos, Pág. 341
[3] Cf.
ibid., 161e-162a, p. 341.
[4] Cf.
ibid., 161e-162a, p. 341.
[7] AZCÁRATE, P.
Obras completas de Platón tomo I, México DF, Continental, Pág. 221
[8] BAUTISTA. J.
Diálogos de Platón, Madrid, Ibericas, Pág. 144
[9] Cf. ibid., p. 224 (Nota
al pie.)
[14] Cf. ibid., p. 151 (Entiéndase
sabiduría como sophrosyne.)
[16] LLEDÓ, E. La memoria
de logos, Madrid, Taurus, Pág. 153
[17] Las virtudes
cardinales (Valentía, prudencia, templanza y justicia) son las que dan forma al
hombre ideal de la polis.
* Indagando si hay o no sophrosyne
en Cármides, Sócrates le pregunta cuál es la opinión que tiene él de
ella.(159a)
** Sócrates interrogando a Cármides de quien se dice, posee la sophrosyne, le aconseja que se mire
dentro de él para identificar las cualidades que le hace tener tal virtud.
(160d)
***El Sophrón es la cualida de poseer sophrosyne; de igual modo que la
persona que posee sensatez es un sensato, la persona que posee sophrosyne es un sophrón.
****
Pareciere que al tomar Critias la inscripción del oráculo, incurriera de igual
modo que Cármides, al tomar las palabras de otros para introducir una nueva
definición de sophrosyne.
***** En palabras de Lledó "El saber que se sabe lo que se sabe y que
no se sabe lo que no se sabe"
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Universidad Tecnológica de Pereira
Licenciatura en Filosofía
Platón Ética y Política
Exposición: Cármides segunda parte
Profesor: Juan Manuel López
Presentado por: Carlos Eduardo Bueno Vergara